PATAKIE DE LA VIDA DE OYÁ
Tomas Perez Medina
En épocas muy remotas, había una tribu en África en la que sus moradores vivían, aunque pobres, muy felices.
En esa tribu había tres hermanas, la mayor de ellas se sostenia de los que pescaba en el mar, con el producto de su trabajo mantenía y criaba a sus hermanas menores.
La segunda, tratando de ayudar a la mayor, aunque tenia que cuidar a la menor que era muy pequeña, sondeaba los ríos cercanos y con lo que sacaba ayudaba a la mayor, ambas se querían mucho.
La segunda mientras trabajaba, amarraba a la menor a la orilla del rió para que no corrieran peligro.
Cierto día inesperadamente fue invadido aquel territorio y saqueado, como la mas pequeña de las tres hermanas estaba amarrada a la orilla del rió, algo distante de su hermana segunda, esta no pudo oír los gritos de la pequeña, que fue robada por los invasores.
La mayor, cuyo nombre era Yemaya, se salvo por estar trabajando en el mar, así como la segunda, cuyo nombre era Oshún, se salvo al estar lejos en el rió, no teniendo la misma suerte la pequeña, que su nombre era Oyá.
La hermana mayor sintió a su hermanita, pero la segunda fue tanta la impresión que recibió que estuvo enferma de su animo muchos años, sintiéndose cada ves con mas deseos de ver a su pequeña hija, como ella decía.
Por esta causa, Oshún cada día guardaba algunas monedas que lo sobraban, con el propósito de libertar a su hermanita Oyá, antes de que esta fuera una doncellita.
Sabiendo Oshún a cuanto ascendía el precio que pedían por el rescate de Oyá, entregó la cantidad de monedas de cobre al jefe de aquella tribu y este lejos de cumplir su palabra de libertar a Oyá, duplico la cantidad, sabiendo que Oshún, tan pobre, nunca podría pagar.
El jefe hizo eso, porque se había enamorado locamente de Oshún, que era muy linda.
Oshun al oír la respuesta decisiva del cacique negando lo acordado, cayó postrada de rodilla delante de él, llorando y suplicando por un cambio de opinión de aquel hombre duro y frío, quien le pidió a cambio de la libertad de Oyá, su virginidad, prometiéndole no engañarla, si ella accedía.
CONTINUARA...