Patakies de Chango.
Después que Chango derroto a Oggún, el volvió a su
vida despreocupada de mujeres y fiestas.
Oggún fue de nuevo a su fragua y a su trabajo.
Los dos se evitaron encontrar siempre que fuera
posible, pero cuando se veían se oía un trueno en el cielo y se veían
relámpagos.
Después de oír hablar de la pelea entre los dos
hermanos, Obbatalá convocó a Chango y le dijo.
-Omo-milla.
Tu pelea con tu hermano me trae mucha tristeza.
Tú debes aprender a controlar tu temperamento.
-Es su culpa Babá, él ha ofendido no solamente a mi
madre, sino que luego fue detrás de Oyá e intento interponerse entre Oshún y yo.
-Hijo mío, él nunca debió ofender a tu madre.
Pero él no es solo el culpable.
Oyá era su esposa y Oshún le tentó.
Por ofender a su madre se ha condenando a trabajar
duro por el resto de su vida.
Eso es un castigo grave.
Tu no eres completamente inocente; tu tomaste a su
esposa y a su amante y luego le robaste su espada y su color.
-El mato a mi perro.
Ahora el puede decir que los perros son de él.
Chango le replicó a Obbatalá.
-Entiendo tu resentimiento, pero entiende que la
energía incontrolada puede ser muy destructiva.
Tu energía es grande, pero tu necesitas la
dirección.
Para eso te ofrezco este regalo y este don.
Obbatalá sacó el collar de cuentas blancas que
siempre usaba y quitó una de las cuentas y se la dio a Chango.
-Usa esta cuenta blanca, como un símbolo de la paz
y la sabiduría, con las cuentas rojas de tu collar.
Te doy a ti el poder de controlar tu energía
sabiamente.
Tu virtud será la justicia y no la venganza.
Nadie ni nada te superará nunca.
A partir de ese momento Chango usó su collar de cuentas
rojas y blancas y ha sido el Orisha de la justicia.