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jueves, 11 de octubre de 2012

EL ESPIRITISMO...


EL ESPIRITISMO (Allan Kardec)
El Espiritismo, sin embargo, no es un descubrimiento moderno; los hechos y los principios en que descansa se pierden en la oscuridad de los tiempos, porque se encuentran sus huellas en las creencias de los pueblos, en todas las religiones, en la mayor parte de los escritos sagrados y profanos, sólo que los hechos incompletamente observados han sido interpretados con frecuencia con arreglo a las ideas supersticiosas de la ignorancia, y sin haber deducido de ellos todas las consecuencias.
En efecto, el Espiritismo está fundado en la existencia de los espíritus, pero no siendo estos más que las almas de los hombres, desde que hay hombres hay espíritus.
El Espiritismo, pues, ni los ha descubierto ni inventado.
Si las almas o espíritus se manifiestan a los vivos, es porque esto es natural, y desde luego han debido hacerlo en todas las épocas.
Así es que de todas ellas y en todas partes se hallan pruebas de sus manifestaciones, las cuales abundan, mayormente, en los relatos bíblicos.
Lo moderno es la explicación lógica de los hechos, el conocimiento más completo de la naturaleza de los espíritus, de su misión y de su modo de obrar, la revelación de nuestro estado futuro, y en fin, su constitución en cuerpo científico y doctrinario y sus diversas aplicaciones.
Los antiguos conocían el principio, los modernos conocen los detalles.
En la antigüedad, el estudio de esos fenómenos era privilegio de ciertas clases, que no los revelaban más que a los iniciados en sus misterios.
En la Edad Media, aquellos que se ocupaban de ellos ostensiblemente eran vistos como hechiceros y se les quemaba.
Pero hoy no hay misterios para nadie, a nadie se quema, todo se hace a la luz del día, y todo el mundo está dispuesto a ilustrarse y a practicar, porque en todas partes se encuentran médiums y cada uno puede serlo, más o menos.
La doctrina que enseñan hoy los espíritus no tiene nada de nuevo; se encuentran fragmentos de ella en la mayor parte de los filósofos de la India, de Egipto y de Grecia, y completa en la enseñanza de Cristo.
¿A qué viene, pues, el Espiritismo?
A confirmar con nuevos testimonios, a demostrar con hechos, verdades desconocidas o mal comprendidas, y a restablecer en su verdadero sentido aquellas que han sido mal interpretadas o voluntariamente alteradas.
 Cierto es que el Espiritismo no enseña nada nuevo:
¿Pero es poco probar de una manera patente e irrefutable la existencia del alma, la supervivencia al cuerpo, su individualidad después de la muerte, su inmortalidad y las penas y recompensas futuras?
 Desde el punto de vista religioso, el Espiritismo tiene por base las verdades fundamentales de todas las religiones: Dios, el alma, la inmortalidad, las penas y las recompensas futuras, pero es independiente de todo culto particular.
Su fin es probar la existencia del alma a los que la nieguen o dudan de ella; que sobrevive al cuerpo, y que sufre después de la muerte las consecuencias del bien o del mal que ha hecho durante la vida corporal, lo cual pertenece a todas las religiones.