Ella rige sobre muchas relaciones del corazón.
Su amor es ciego y ella es muy clemente.
De igual forma que la tierra perdona las fuerzas de la naturaleza de los cambios masivos y la destrucción que ellas brindan, ella perdona, dando todo desinteresadamente a los seres vivientes.
Es la Reina guerrera que destruye a cualquiera y a todos con amor, bondad y afecto, es tan estratega como Chàngó y cuando alguien piense que la tiene en sus manos, da un salto atrás y sobrepasa todos los obstáculos.
Ella es la raíz de muchas de las cosas en la naturaleza y en la vida, es un elemento, la pequeña parte de una raíz, una hoja, una corteza o tallo que germinará y comenzará a crecer y a florecer una vez que usted haya virado su espalda.
Inhibida en su propio desarrollo, Obbá vive en la angustia de dominar sus propias emociones para no suscitar el rechazo de los hombres, ha sido considerada como la representación de la fidelidad conyugal por su capacidad de permanecer encerrada entre las paredes de su casa dispuesta a dedicarse a los quehaceres domésticos.
Temeraria y aventurera a pesar de su dedicación al hogar, se suele encontrar en situaciones azarosas por conservar el amor de Changó, a quien ama perdidamente como se nos refiere en una historia.
Obbá esposa de Changó, dolida por las continuas infidelidades a que éste la sometía, con la esperanza de redimirlo, fue a preguntarle a Oshún, amante del Orisha, en que consistía el secreto por el cual había ganado el favor de Changó.
Oshun le dijo que la mejor manera de sostener a los hombres a su lado era por el estomago, que el secreto estaba en blindarles sus manjares preferidos.
Para tal fin, se brindo para enseñarle a preparar una sopa que haría las delicias de su marido, y que por mucho tiempo lo alejaría del lecho de sus numerosas amantes.
Cuando Obbá volvió a casa de Oshun para aprender a preparar la sopa, a la que le había hecho referencia, encontró a esta con un pañuelo amarillo que le cubría la cabeza y le tapaba las orejas, hecho que ella atribuyo a una muestra de humildad y dependencia.
Encontrándose en los menesteres de la preparación, observo que en la sopa sobresalían dos setas.
Extrañada por ello, interrogó a Oshún sobre su significado.
Oshún le refirió que eran sus orejas, las que se había cortado para usarlas como aderezo, motivo por el cual usaba ese pañuelo y que Changó quedaría encantado con el plato.
Efectivamente Changó se presento en casa de Oshun, probó la sopa y entre elogios y alabanzas se mostró muy complacido con la preparación y se retiro a pasar la noche con Oshún.
Lo que causo honda impresión en la diosa.
En días posteriores Obbá esperando la visita de Changó, se dispuso a preparar la misma sopa y procedió a cortarse las orejas, echándolas en el caldo.
Cuando Chango llego, encontró a Obbá muy desfigurada y con un pañuelo en la cabeza que le cubría las orejas, lo que le disgustó mucho.
Preparándose a tomar la sopa, se asqueó al comprobar que dentro de ella se encontraban dos orejas humanas por lo que le reclamó a Obbá por haber permitido un acto como ese y la rechazó de inmediato.
Obbá desconsolada por su fracaso en el intento de conquistar a Changó, rompió en llanto y lloró tanto que sus lágrimas formaron ríos, lagos y lagunas; desolada se retiró a la soledad del cementerio, donde no tendría relación con los hombres, convirtiéndose en la guardiana de las tumbas.
Desde ese tiempo vive en compañía de los muertos formando parte de la trilogía de las santas guardianas del cementerio:
Oyá, Obbá y Yewa, conocidas entre los santeros como “las muerteras”.
T. Güerere