EL ESPIRITISMO (Allan Kardec)
El Espiritismo, sin embargo, no es un
descubrimiento moderno; los hechos y los principios en que descansa se pierden
en la oscuridad de los tiempos, porque se encuentran sus huellas en las
creencias de los pueblos, en todas las religiones, en la mayor parte de los escritos
sagrados y profanos, sólo que los hechos incompletamente observados han sido interpretados
con frecuencia con arreglo a las ideas supersticiosas de la ignorancia, y sin haber
deducido de ellos todas las consecuencias.
En efecto, el Espiritismo está fundado en la
existencia de los espíritus, pero no siendo estos más que las almas de los
hombres, desde que hay hombres hay espíritus.
El Espiritismo, pues, ni los ha descubierto ni
inventado.
Si las almas o espíritus se manifiestan a los vivos,
es porque esto es natural, y desde luego han debido hacerlo en todas las
épocas.
Así es que de todas ellas y en todas partes se
hallan pruebas de sus manifestaciones, las cuales abundan, mayormente, en los
relatos bíblicos.
Lo moderno es la explicación lógica de los hechos,
el conocimiento más completo de la naturaleza de los espíritus, de su misión y
de su modo de obrar, la revelación de nuestro estado futuro, y en fin, su
constitución en cuerpo científico y doctrinario y sus diversas aplicaciones.
Los antiguos conocían el principio, los modernos
conocen los detalles.
En la antigüedad, el estudio de esos fenómenos era privilegio
de ciertas clases, que no los revelaban más que a los iniciados en sus
misterios.
En la
Edad Media , aquellos que se ocupaban de ellos ostensiblemente
eran vistos como hechiceros y se les quemaba.
Pero hoy no hay misterios para nadie, a nadie se
quema, todo se hace a la luz del día, y todo el mundo está dispuesto a ilustrarse
y a practicar, porque en todas partes se encuentran médiums y cada uno puede
serlo, más o menos.
La doctrina que enseñan hoy los espíritus no tiene
nada de nuevo; se encuentran fragmentos de ella en la mayor parte de los
filósofos de la India ,
de Egipto y de Grecia, y completa en la enseñanza de Cristo.
¿A qué viene, pues, el Espiritismo?
A confirmar con nuevos testimonios, a demostrar con
hechos, verdades desconocidas o mal comprendidas, y a restablecer en su
verdadero sentido aquellas que han sido mal interpretadas o voluntariamente
alteradas.
Cierto es que el Espiritismo no enseña nada
nuevo:
¿Pero es poco probar de una manera patente e
irrefutable la existencia del alma, la supervivencia al cuerpo, su
individualidad después de la muerte, su inmortalidad y las penas y recompensas
futuras?
Desde el punto de vista religioso, el
Espiritismo tiene por base las verdades fundamentales de todas las religiones:
Dios, el alma, la inmortalidad, las penas y las recompensas futuras, pero es
independiente de todo culto particular.
Su fin es probar la existencia del alma a los que la
nieguen o dudan de ella; que sobrevive al cuerpo, y que sufre después de la
muerte las consecuencias del bien o del mal que ha hecho durante la vida
corporal, lo cual pertenece a todas las religiones.