LA LLUVIA DE ORO
Aquel año hubo una gran sequía.
Un campesino que se encontraba muy triste porque
había gastado sus pocos ahorros para dar de comer a sus hijos, se encontró con Shangó.
–No te preocupes, que mañana va a llover –le dijo el orisha del rayo y el
trueno–, pero debes procurar por todos los medios no mojarte, que yo te
garantizo una suerte grande.
Efectivamente, al despuntar el día siguiente comenzó a llover.
El pobre campesino olvidó la advertencia que le
había hecho Shangó, se puso tan contento que salió corriendo de su casa y esa
fue la causa de su muerte, pues estaban lloviendo monedas de oro.