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martes, 6 de julio de 2010

ORISHA "OKO"

Es un Orisha mayor.
En la naturaleza representa la tierra y en la vida el trabajo agrícola y los cultivos; está relacionado directamente con la agricultura y el campo.
Da fortaleza a la vida porque proporciona los medios de sostén de la misma dando los alimentos necesarios para vivir.
Está fuertemente relacionado a Ogún y a Olokun.
Su collar es de siete cuentas rosadas y siete azules, adornado con corales.
El Odun Isalaye es Iwori Odi.
Patakín de Orisha Oko
PATAKIN EL CAMINO DEL PACTO DE ORISHA OKO Y OLOKUN.
Era un tiempo en que Orisha Oko no tenía mujer, sólo estaba acompañado de un carretón y un caballo, con lo que buscaba su sustento.
Además, tenía una siembra de chirimoya.
Como se encontraba solo, decidió buscarse una mujer.
En ese tiempo la tierra era invadida por el mar, puesto que éste no tenía zona vedada, se internaba en los dominios de Orisha Oko que era la tierra, los transportes, los caballos y las barcas.
Cierto día Orisha Oko caminaba por la orilla del mar y vio a una mujer sumamente bella y se quedó profundamente impresionado.
Al otro día fue de nuevo y empezó a enamorarla, pero ésta le dijo: “Mire, yo me llamo Agana Erí y no he pensado en casarme porque tengo un defecto físico que me lo impide.” Y él le dijo: “No me importa.”
Entonces ella contestó: “Está bien, pero vamos a hacer una cosa, vamos a hacer un pacto, que tú nunca me digas mi defecto porque nos separaríamos.”
Esta mujer tenía un defecto que la había hecho vivir sola y alejada del mundo pensando que alguien se lo podía decir, lo que le produciría bochorno.
Agana Erí era una mujer muy linda de cara, pero su cuerpo era completamente deforme, tenía una pierna flaca y otra gorda, le faltaba un seno y tenía varias pelotas en el vientre.
En fin su cuerpo era una verdadera ruina.
Esta mujer tenía magnetismo sobrenatural y todo el que la miraba se quedaba enamorado.
Olofin venía observando muy de cerca esta relación y un día mandó a buscar a Orisha Oko y a Agana Erí y les dijo: “Ustedes tienen que casarse pues esta señora -señalando para Agana Erí-de la cual estás enamorado, es mi esposa en la tierra y por sus defectos yo le construí un reino apartado de la tierra -el mar- para que ella no tuviera que pasar penas ni sacrificios, ni nadie la abochornase, le di su reino bajo las profundidades del mar, así que tú promete no echarle en cara lo que hoy te cuento.”
Afefe Ikú (Orisha Oko) no puso ningún obstáculo y juró ante Olofin no echarle en cara sus defectos a Agana Erí y comenzaron a vivir juntos.
Durante los primeros tres años todo marchaba próspero y feliz para este matrimonio y decidieron poner un negocio en la plaza.
Afefe Ikú trabajaba y sembraba maíz y frijoles caballeros y los llevaba a Agana Erí quien durante el día los vendía. Cierto día Afefe Ikú cuando iba en su carretón para la plaza, sostuvo una discusión ofendiendo y diciéndole a Agana Erí todos sus defectos, lo que hizo romper el pacto hecho ante Olofin.
Fue tanto el bochorno que esta mujer pasó que se transformó en muerte, en su rostro quedó la huella del dolor y la pena recibida por el hombre que había aceptado por marido, después de lo que ella tan celosamente había guardado y dijo: “Mientras el mundo sea mundo, te detestaré, vivirás separado y lejos de mí y cada vez que tenga deseos me pasearé y penetraré por tus dominios y nunca mencionaré palabra alguna y todos tendrán que pagarme, rogarme y darme contribuciones y salvaré a todos mis hijos; nombraré un portero para que reciba a los hijos de la tierra y a ti, Orisha Oko te castigaré con tu propia arma, tus animales te atacarán, tu tierra se volverá hostil, tus hijos no serán tuyos, no podrás recoger el fruto que tú cultivas y pisarán tu tierra.”
Olofin decretó una sequía grande, las cosechas se morían, el ganado se moría de sed, la tierra se agrietaba, el caballo con que Orisha Oko trabajaba no quería trabajar.
Entonces Orisha Oko recolectó frutas de todas clases, un pájaro, un puerco, construyó una balsa y le pagó el derecho al portero de Olofin rogándole en el mar.
Después se fue a la plaza, cogió todos los sobrantes de comida, desperdicios, un poco de basura y con dos gallos, se los dio al pozo, y después ofreció dos bueyes que tenía, uno a Olofin.
Y así pudo evitar una epidemia muy grande para la tierra. Olofin lo perdonó y le dijo: “Desde hoy tú serás el dueño de las siembras y los instrumentos de labranza y la tierra siempre vivirá separada del mar.”
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