Este es un Obatalá muy viejo y simboliza la humildad y la paciencia.
Lo llaman Abipa.
Es el Obá o dignatario de Ibao.
En Arará lo llaman Jue Ate.
Su collar es blanco, lleva marfil, corales, "glorias" y cada cierto tramo de 8, 16 ó 24 cuentas se intercala una "gloria" (cuenta grande) morada.
Entre los atributos, lleva dos machetes, una corona, una flecha, dos lanzas, un santísimo, dos escaleras y una corona.
Lleva, afuera una tinaja, una piedra de imán con una bola de res y otra "mano" de caracoles.
También lleva un Osun pequeñito de gallo. Las herramientas llevan dos palomas, un cáliz colgado de la corona de espinas y esto se le coloca sobre una de las otá. Obatalá Obamoro tiene cinco mensajeros: cuatro de ellos son Alapini (albinos), Achipa (leprosos), enanos y Shiniku (lisiados). Se le pone a Obamoro dos muñequitos de losas, una horqueta de metal y un bastón.
Sus hijos no se ruegan la cabeza con frutas de agua sino secas.
Se le monta un Inshe Osain forrado en el cuero de la chiva de la consagración de Obatalá y se le da forma de corazón; se forra con cuentas de Obatalá..
PATAKIN
El Camino de Obediencia.
Había una familia muy pobre que no tenía ni para comer y estaban pasando muchos trabajos y miseria.
Cuando a la mujer se le presenta la hora de dar a luz, puesto que estaba embarazada, entonces el marido se empieza a lamentar que no tenía ni para desayunar y venir a nacer otro muchacho. Estando en estas lamentaciones se le presenta Ikú -la divinidad que representa la muerte- y le dice que si ellos querían que ella le bautizará a ese muchacho.
Al principio no querían porque tenían mucho miedo, pero Ikú les dice que si ella bautizaba al muchacho, a ellos no les faltaría nada y al mismo tiempo ella se ocuparía de la educación del muchacho y que sería la felicidad de todos.
Ante aquella exposición, los padres aceptan. Desde ese momento la familia empieza a prosperar con la ayuda que le hacía Ikú.
El muchacho empieza a crecer y van pasando los años; cuando tuvo edad, va al colegio, después a la universidad y llega a salir doctor en medicina.
Ya con el título, se le presenta a la madrina y ella le dice: "Óyeme lo que te voy a decir".
Toma esta flor, dondequiera que tú vayas y haya el enfermo que haya, tú no tienes más que tocarlo con esa flor que enseguida se pondrá bien, pero con la condición que cuando tú llegues y me veas a los pies del enfermo, no te metas a curarlo, pues ese me pertenece.
Y con la misma la muerte se retira.
Va pasando el tiempo y el muchacho va adquiriendo fama y un día se enferma la hija del Obá de aquella comarca y los médicos no encontraban el modo de curarla.
Entonces, uno de ellos dice que por qué no se llamaba al muchacho.
Así lo hacen y llega el muchacho y ve a la enferma, pero allí también estaba su madrina que lo miraba de malos ojos.
El muchacho se hace el desentendido, como si no la hubiera visto y cura a la princesa.
Esto fue su gloria; estaba en la cúspide de su fama.
Entonces se le presenta la madrina y le dice que por qué lo había desobedecido.
Él le da una excusa y que no lo haría más.
La madrina se retira.Pasa el tiempo.
Después se enferma de nuevo la princesa y se vuelve a presentar la madrina, mirando con malos ojos a su ahijado; pero el muchacho, en primer lugar, estaba enamorado de la princesa y en segundo lugar, era su señora.
Sin hacer caso de su madrina, toca a la princesa con la flor y se cura, pero acto continuo la madrina lleva al muchacho hasta la "Tú ves ese cielo estrellado, son vidas, las que brillan más son las que tienen larga vida y las que brillan poco es que tienen poca vida".
El muchacho le pregunta que cuál era la de él y ella le dice:
"Aquella que está allí".
Era una que ya se estaba apagando.
El se pone a implorar y ella le dice que por su desobediencia e irrespetuosidad, se había perdido, porque con ella no se podía porfiar y cae muerto.