Altar de los Ancestros
A los ancestros se les piden favores, protección y
ayuda para nuestra evolución espiritual.
Si no tienes ofrendas para darles puedes colocar un
vaso de agua fresca y una velita blanca en su honor, ellos estarán agradecidos
de esto y te ayudaran con el mismo amor que si ofrecieras mucho más.
El altar de los ancestros se puede preparar de la
siguiente manera sobre un mantel blanco:
Retratos de nuestros seres queridos que han
fallecido.
7 o 9 vasos de agua fresca siendo el del medio el
más grande colocándolos en forma de herradura y colocando un rosario sobre el
vaso grande principal.
Flores frescas, cigarros y velas.
Comidas y bebidas que ellos gustaban.
Objetos que pertenecían a ellos.
Las ofrendas se cambian los días lunes
preferiblemente, pueden remover la comida que se daña antes de la próxima
ofrenda y recuerden que es la intención amorosa lo que cuenta.
EGUMGUM EL CULTO A LOS ANCESTROS
Los Yorùbá consideran fundamental la reverencia a
los Egúngún, los ancestros de cada persona, ya que gracias a ellos existimos.
Para la veneración de los antepasados su pueden
utilizar varios Òrìşà.
Uno de ellos es Orò, que es la reverencia a un
espíritu de grandes poderes ancestrales.
También se le rinde culto a Alagemo, cuya práctica
es una danza de manifestación en los festivales de Egúngún en Nigeria, como
símbolo de tradición.
Además, se propicia a Egbe Orun Egbe Aye, la
fraternidad del cielo y la tierra, que representa el mundo espiritual de todos
los muertos así como familias o comunidades de cualquier territorio en el
planeta.
Dentro del mundo de los espíritus también podemos encontrar a los los Aje Osa
eleje (las brujas).
Estos entes malévolos nacen en el Òsá Méjì y
representan la destrucción de la humanidad.
Sus actividades se basan en crear problemas,
enfermedades y pobreza; además, pueden hacer pagar a un deudor o hacer salir de
una deuda a cualquier persona.
Para lograr la prosperidad y el equilibrio en la vida es importante propiciar a
los espíritus, tanto a aquellos antepasados como a las brujas, para que no
dirijan su mal hacia nuestra persona.