Añá es el oricha que vive dentro de los tambores
batá.
Su presencia es fundamental dentro del desarrollo
de la religión yoruba debido a que es el que informa a Olofi que una cabeza fue
consagrada en la religión, además de ser el que avisa a los orichas cuando hay
un festejo en honor a ellos aquí en la Tierra.
relacionada con la madera y los árboles, por esto
su afinidad con Ozain, el oricha de la vegetación.
De allí se origina dichos Ya sabemos que el panteón
yoruba, como comúnmente se le llama al grupo de orichas adorados en la religión
lucumí, está conformado por aproximadamente 201 deidades, cada una de ellas
relacionada con algún elemento de la Naturaleza.
Debido a la trata de esclavos que ocurrió
principalmente en el Caribe en el siglo, algunas de éstas deidades o santos
vinieron a América y entre ellos Añá, el oricha de los tambores. A pesar de que
no se le da la importancia debida, Añá es fundamental en el proceso religioso
yoruba, ya que él informa a Olofi, gracias a los sonidos que emana el tambor, que
el Olocha o santero fue consagrado en la Tierra como sacerdote de la religión.
Visto desde otra perspectiva se puede decir que en
la ceremonia del Kari Ocha Ochún informa a Olofi que un mortal va a ser
consagrado y luego Añá confirma ante el Creador que la consagración fue
efectuada.
Por esto es importante que el santero sea
presentado al tambor luego de que se le hace el santo.
Definitivamente en ésta religión la música tiene un
papel preponderante, no sólo en el cuarto de consagraciones y en los ceremoniales
sino también a la hora de rendir tributo a los orichas en los festejos y es
allí donde Añá cumple su papel fundamental.
Añá es un santo sumamente delicado y vive dentro de
los tambores batá.
En Africa ésta deidad está como: “No hay tambor sin
Ozain” o “No hay Ocha sin Ozain”, debido a que Ozain es la deidad que transmite
la esencia de la Naturaleza a todos los atributos de la religión yoruba.
Añá tiene la virtud de comunicarse con todos los
orichas y los llama a través de una serie de sonidos que se producen cuando los
omoalañas o “sacerdotes de Añá” tocan los batá en forma conjunta produciendo
así una serie de sonidos que estimula al oricha y hace que se manifieste en la
Tierra tanto en los festejos como en las honras fúnebres de los Olochas. Como dijimos
antes, éste oricha vive dentro de un trío de tambores llamados Batá, los cuales
son hechos de madera de cedro y cuero de chivo.
Ellos llevan por nombre: Iyá o tambor madre, que es
el tambor más grande y se ubica en el medio entre los otros dos; el Itótele,
que es el tambor mediano y el Okónkolo que es el más pequeño de los tres.